El viernes pasado llevé a Mórtimer, Gusano y Mandarino al Centro Antirrábico porque previamente había hecho cita para que los esterilizaran en la semana de esterilización animal gratuita, que me enteré que se hace una vez todos los meses.
Iba con miedo, una porque nunca había ido a un antirrábico, me daba pavor ver las condiciones reales en las que se encuentran los animales y otra porque tampoco sabía con qué me iba a enfrentar y en qué condiciones serían operadas mis amadas gatas.
Mi cita era a las 9am, llegué puntual y lo primero que veo al entrar al antirrábico sur de la ciudad de Hermosillo, es una perra con las patas traseras todas flojas y tirada en el piso de la oficina a punto de ser anesteciada ahí mismo en el suelo. Mi miedo creció. No quise preguntar qué le iban a hacer, ya se me figuraba que la iban a sacrificar. Cuando vi que mis gatas no entraban a operación, supe que la razón de que estaba ahí era que también la iban a esterilizar.
La oficina-sala quirúrgica consistía en un escritorio, un archivero, teléfono y dos sillas de las cuales en una estaba yo y en otra un Dr. que estaba atendiendo a las personas que llevaban a vacunar a sus animales, lugar que nomás es abierto la semana correspondiente al mes de las operaciones pero que también al mismo tiempo aprovechan para vacunar contra la rabia, lepto y aplicar desparasitante.
Estuve apunto de salir de ahí, me daba terror pensar que por lo precario del lugar o la inexperiencia de los veterinarios, alguna de mis mascotas fuera sufrir una consecuencia irreversible. En eso estaba pensando mientras estaba incada en el piso viendo a mis gatas, cuando me voltea a ver el Dr. y me dice: Qué te pasa? y ya le conté que estaba nerviosa porque iban a ser operadas, pero no le dije la verdadera razón, que estaba asustada por las condiciones del lugar y etc. Esa simple pregunta desenvocó en una plática que duró casi las 5 horas que estuve ahí mientras las intervenían. A través de el, me enteré cosas muy interesantes y sustivimos una plática que a veces se convertía en debate, porque el como trabajador del ayuntamiento y del antirrábico, defendía las causas del inmesurado exterminio de los perros, a lo que yo le debatía que habría que empezar desde abajo, introduciendo a las personas a la cultura del cuidado de las mascotas, pero también a las autoridades para que tomen más serio el asunto de los animales callejeros. En una de esas aseguró que ni aunque en este momento les dieran 250 millones de pesos iban a poder controlar el problema de los animales callejeros y que la única solución inmediata era sacrificarlos. A lo que yo le constesté que no podía aceptar esa razón, aunque -por el momento- pareciera ser atinada.
También me enteré de que existen en Hermosillo al rededor de 90 mil perros callejeros y que de esa cantidad, más o menos el 35 por ciento son animales que tenían dueño y fueron abandonados a su suerte por estar enfermos, viejos o porque ya no cumplían con la razón por la que originalmente fueron requeridos.
Esto ocurría mientras mis pobres mininas estaban dentro de ese cuarto que no me atreví ver. A las casi 3 horas de que entraron 2 en una cajita transportadora, salieron. Estaban noqueadas por la anestesia. Me partieron el corazón pero es algo que se tiene que hacer cuando se tiene una mascota. Luego entró Mandarino, el macho. Poquito más de media hora después salió, también dormido.
Para esa hora del día -2.30pm- mis nervios ya se habían calmado, tuve oportunidad de platicar con los veterinarios que las operaron y me sentí más tranquila. Aún así no quise entrar a ver “la sala de operaciones”.
Casi una semana después, mis gatas no se recuperan del todo, se la llevan dormidas y comen muy poco. Apenas ayer empezaron
a maullar y una de ellas, la más vaga, ya quiere salirse de la casa. El lunes las llevaré a que les quiten los puntos.
Ahí
mismo volveré a ver al Dr. al que ni siquiera le pregunté su nombre, ese Dr. que por medio de su plática me hizo tener conciencia
sobre algunas cosas que no la tenía.
Tengo sentimientos encontrados sobre el antirrábico. Para nada apoyo el exterminio, mucho menos si existe sufrimiento. Por otro lado, me despera no saber qué mas hacer para que mejore esta situación.
!Quisiera tener más recursos para poder ayudar!
KISIKIS